lunes, 23 de abril de 2012

Sumak Kawsay: el Buen Vivir

     Me gusta mucho escuchar a los maestros, esa gente que no sólo sabe mucho sino que además transmite lo que sabe de forma sencilla. Además me gustan especialmente aquellos maestros que comunican desde el sosiego. Es el caso de Joan Martínez Alier, uno de los grandes impulsores de la economía ecológica y de la ecología política. Recuerdo el impacto que me causó la primera vez que lo escuché en el Ateneo Verde de Sevilla. Lo invitamos un grupo de estudiantes universitarios para participar en unas jornadas de ecología y sociedad a mediados de los años noventa. Han pasado muchos años, pero no olvido el tono, la cercanía, la claridad y la manera de hilvanar cuestiones de actualidad con la historia de las mismas. 



lunes, 16 de abril de 2012

Sobre monarquía, república y municipalismo libertario

     1. Esta mañana en clase algunas estudiantes me mostraban su indignación ante el papel del rey durante estos últimos días, cazando elefantes en Botsuana mientras el país se tambalea económica y socialmente. Son chicas con una conciencia política crítica y que en los diferentes temas de historia contemporánea siempre muestran su apuesta por los valores democráticos y republicanos. Un presente halagador, una esperanza.
     
     2. Al ir a por el periódico, mi quiosquero anda enzarzado en una conversación con un cliente acerca de la situación desastrosa que vive el país. Continúa hablando conmigo y me dice que –aunque él no ha tenido nunca una nítida conciencia republicana– lo que está sucediendo estos días es de una desfachatez inaguantable. En unos minutos, pone en entredicho el conjunto del sistema político y financiero, añadiendo que esto no va a tener solución desde arriba y que sólo puede encontrar una salida desde abajo, desde el municipio. Me dice que por qué las asociaciones de vecinos no deciden qué es lo que se planta en una ciudad, que por qué no pueden disponer los vecinos en sus barrios de terrenos donde sembrar lechugas y tomates, evitando de esta manera el comprar verduras en las grandes superficies y creando al mismo tiempo unos canales de producción y distribución a nivel local. No entiende tampoco que una cosa tan sencilla y de sentido común tenga que ser rechazada como una idea utópica y termina contándome que a finales de los años ochenta él trabajaba en una fábrica en Suiza y que los trabajadores podían disponer en unos terrenos anejos a la fábrica de una pequeña porción de tierra para trabajar un huerto. Que además de ser una actividad diferente y un complemento alimenticio hacía que la fábrica quedara más bonita.

     3. Murray Bookchin llamaba a estas ideas municipalismo libertario, inspirándose en las propuestas de comunismo libertario hechas un siglo antes por Piotr Kropotkin. El viejo anarquista ruso escribió en sus memorias que donde más aprendió de socialismo fue hablando con los campesinos en sus campos, con los artesanos en sus talleres y compartiendo con ellos tazas de té. Tiraba de muchas ideas populares y las hilvanaba con sus amplios conocimientos científicos para dibujar sus propuestas de una sociedad libre, justa y en armonía con la naturaleza. En su imprescindible Campos, fábricas y talleres, Kropotkin anotó: ¡Cuánto mejor conocimiento tendrían de la humanidad el historiador y el sociólogo, si aquél lo obtuvieran, no sólo en los libros o en algunos de sus representantes, sino en su conjunto, en su vida, su trabajo y sus relaciones diarias! 

sábado, 14 de abril de 2012

Franquismo: dictadura sanguinaria

     "El público español en general, y no hablemos de los jóvenes que no llegan a la Universidad, ignora mayoritariamente que la dictadura franquista fue, descontando las víctimas ocasionadas por la guerra mundial en los casos alemán e italiano, la segunda más sanguinaria de Europa, muy por delante de la italiana". [Ángel Viñas, en la introducción a En el combate por la historia, Pasado & Presente, Madrid, 2012]

     Me daría con un canto en los dientes si, al finalizar el curso, los jóvenes a los que doy clases de historia se llevaran un puñado de ideas claras y, entre ellas, el carácter dictatorial y sanguinario del franquismo.

lunes, 9 de abril de 2012

Pasado y Presente

     Ando enfrascado estos días en la monumental obra de historia que ha escrito Josep Fontana y que le ha llevado sus últimos quince años de investigación: Por el bien del Imperio. Una historia del mundo desde 1945, publicada por la editorial Pasado y Presente que dirige Gonzalo Pontón. Mientras con un ojo leo la última hora del gobierno español de recortar 10.000 millones de euros en sanidad y educación, con el otro leo las lúcidas reflexiones del profesor Fontana:
     "El 8 de noviembre de 1954 un Eisenhower que había llegado a la presidencia apoyado por el Partido Republicano y que se proponía hacer marcha atrás en los avances de centralización estatal que los demócratas habían establecido en las dos décadas precedentes, advertía a su hermano Edgar, en una carta confidencial: 'Si algún partido político intentase abolir la seguridad social, el seguro de desempleo, y eliminar las leyes del trabajo y los programas agrarios, no volverías a oír hablar nunca más de este partido en nuestra historia política. Por supuesto que hay un minúsculo grupo que supone que se pueden hacer estas cosas. Entre ellos H. L. Hunt (...), otros pocos petroleros millonarios de Texas y algún político o algún hombre de negocios ocasional de otras áreas. Pero su número es desdeñable y son estúpidos'.
     ¿Cómo explicar que lo que un presidente republicano consideraba aberrante en 1954 haya acabado siendo normal en 2011? Parece claro que mientras existió la amenaza del comunismo como un modelo alternativo que pretendía ofrecer mayores cotas de igualdad y bienestar al conjunto de la población, había que competir con él en este terreno, y esta necesidad hizo posibles algunas conquistas sociales" [página 20]