sábado, 30 de abril de 2011

Memoria histórica

     El próximo martes 3 de mayo participo junto a José Luis Gutiérrez Molina en las VI Jornadas de dignificación y recuperación de la memoria histórica que se celebran en Marchena (Sevilla). Este año tiene especial protagonismo el movimiento libertario. Os dejo el programa completo de actividades:

domingo, 24 de abril de 2011

Agricultura e industria

     1. Tras dos unidades didácticas dedicadas al espacio rural, a las actividades agrarias y pesqueras en España, mañana comenzaremos en clase de Geografía un bloque dedicado a la industria en nuestro país. Un vistazo a los libros de texto permite apreciar que la visión es similar y uniforme en todos: mucha descripción, abundancia de terminología técnica, ausencia de mirada crítica e ideología dominante que no cuestiona para nada el mito del progreso tecnológico e industrializador. Sí es cierto que lo políticamente correcto se impone y no faltan unos párrafos finales donde se habla de desarrollo sostenible y de los problemas medioambientales.

     2. Piotr Kropotkin, a finales del siglo XIX, ya lo intuía de forma clara: la agricultura y la industria son dos artes hermanas que con la Revolución Industrial se han ido alejando. La nueva sociedad libertaria ha de apoyarse en el nuevo hermanamiento de estas dos artes. El campo y la agricultura son la base de la vida. Respecto a la industria, Kropotkin apostaba por una producción descentralizada y local, por ciudades intermedias que no perdieran el contacto con el campo, talleres artesanales e industrias pequeñas con menor impacto medioambiental y mayor beneficio social. A este tipo de industrias va a dedicar el anarquista ruso dos capítulos de su libro Campos, fábricas y talleres, del que entresaco las siguientes palabras:

     "Las fábricas crecieron y abandonaron los campos; se reunieron allí donde la venta de sus productos era más fácil, o donde las primeras materias y el combustible podían obtenerse con mayor ventaja.
     Se erigieron ciudades, y las antiguas se ensancharon rápidamente quedándose los campos desiertos. Millones de trabajadores, arrojados materialmente de la tierra por la fuerza, acudieron a las ciudades en busca de trabajo, y olvidaron pronto los lazos que anteriormente les unían al terruño; y nosotros, desvanecidos ante los prodigios realizados por el nuevo sistema industrial, dejamos de apreciar las ventajas del antiguo, bajo el cual, el trabajador del campo era al mismo tiempo un obrero industrial. Nosotros condenamos a muerte a todas esas ramas de la industria que antes prosperaban en los pueblos pequeños, no considerando como industria todo lo que no fuera una gran fábrica.
     (...)
     Las naciones industriales están obligadas a retornar a la agricultura, necesitan buscar los mejores métodos de combinarla con la industria, y deben hacerlo sin pérdida de tiempo.
     (...)
     No hay nada mejor que estudiar la rama inmensa, aunque menospreciada y desatendida, de industrias descritas con los nombres de rurales, industrias domésticas y pequeña industria. Estudiarlas, no en las obras de los economistas, quienes se hallan demasiado inclinados a considerarlas como tipos aislados de industria, sino en su propia vida, en sus luchas, en sus fracasos y en sus éxitos." 

     3. Agricultura ecológica y pequeña industria. Sin lugar a dudas, dos artes hermanas, dos buenos pilares para organizar una sociedad y una economía alternativas en el siglo XXI. 


    

jueves, 7 de abril de 2011

Cuando leo libros de historia

     Esta noche, dentro de Cosmopoética, poetas de diferentes países han leído algunos de sus versos en la terraza del Museo Arqueológico de Córdoba. Me ha encantado escuchar a Lêdo Ivo y a Charles Simic. Éste último ha compartido con el público poemas de su libro La voz a las tres de la madrugada. Ya lo tengo en mi mochila. Mañana me gustaría leer con mis estudiantes uno de los poemas que Simic nos ha leído esta noche:
    

CUANDO LEO LIBROS DE HISTORIA

A Hans Magnus

A veces, cuando estoy leyendo
en la biblioteca,
vislumbro
a los condenados a muerte
de siglos pasados,
me presento en sus ejecuciones.
Veo cada cara pálida ante mí
igual que las vería el juez
que lee la sentencia,
y mi pensamiento se maravilla ante el hecho
de que yo no he nacido todavía.

Con los ojos cerrados escucho
los pájaros del atardecer.
No tardarán en quedarse en silencio
y la última noche de la tierra
comenzará
con todo el esplendor de su inmensa pena.

Qué enormes, oscuros e impenetrables
son, a primera hora de la mañana, los cielos
de quienes son llevados al patíbulo
en un mundo del que estoy completamente excluido,
en el que sin embargo puedo fijarme
en un hombre que cae presa del abatimiento,
en otro que se aleja
con las manos atadas,
con la cabeza gris aún sobre los hombros,
en otro
que en el breve instante de vida que le queda
repara vagamente en mí
y cree que soy Dios
o el demonio.

 Entrevista a Charles Simic en Público.