jueves, 31 de diciembre de 2009

Howard Zinn: la educación democrática, el escepticismo y los libros que cambian una vida


Howard Zinn es un historiador radical próximo al anarquismo con más de una veintena de libros a sus espaldas. Su obra más importante es A People's History of the United States (traducida al español por la editorial Hiru con el título de La otra historia de los Estados Unidos). En ella los olvidados de la Historia cobran el protagonismo y los que en las historias de corte académico suelen aparecer como grandes héroes de la patria, en la escritura de Zinn pasan a convertirse en villanos. La historia que nos cuenta Zinn es la historia de los esclavos, de los negros, de las mujeres, de los dirigentes sindicalistas, de los obreros de todas las nacionalidades, de los marginados; y los acontecimientos donde pone el foco no son los grandes eventos nacionales, sino los numerosos actos de resistencia protagonizados por esos olvidados.
Howard Zinn es profesor emérito en la Universidad de Boston y un activo combatiente en el movimiento pacifista y de defensa de los derechos civiles. En una entrevista con David Barsamian, reflexionó -entre otros temas- sobre la importancia de una educación democrática en el mundo actual:

Barsamian: Donald Macedo, en la introducción a On Democratic Education, menciona la canción de Tom Paxton "What Did You Learn in School Today?" (¿Qué has aprendido hoy en la escuela?) y cita un par de versos: "He aprendido que Washington nunca dijo una mentira/he aprendido que los soldados raras veces mueren/Aprendí que todo el mundo es libre". ¿Qué significa para usted la educación democrática?

Zinn: Para mí una educación democrática significa muchas cosas: lo que se aprende en las aulas y lo que se aprende fuera de ellas. Significa no sólo el contenido de lo que se aprende sino también la atmósfera en la que se aprende y la relación entre el profesor y el alumno. Todos esos elementos de la educación pueden ser democráticos o no serlo. Los estudiantes, en cuanto que ciudadanos, en una democracia tienen derecho a decidir sobre sus vidas y a desempeñar un papel en la sociedad. Una educación democrática debería proporcionar a los alumnos el tipo de información que les explique que a lo largo de los siglos han existido muchas formas de participación histórica de las gentes normales en el desarrollo de sus sociedades. Una educación que ofrezca al estudiante ejemplos históricos de los lugares en los que la gente ha mostrado su fuerza para reconducir no sólo sus propias vidas sino también la forma de funcionar la sociedad.
En la relación entre alumno y profesor hay democracia. El estudiante tiene derecho a desafiar al maestro, a expresar sus propias ideas. La educación es un intercambio entre las experiencias del profesor, que pueden ser mucho mayores que las del estudiante en ciertos aspectos, y las experiencias de éste, ya que cada estudiante es una experiencia única de vida. Así, la libre interpelación en el aula, una cierta igualdad en la clase, forma parte de la educación democrática.
Ha sido muy importante dejar claro a mis estudiantes que yo no lo sé todo, que no he nacido sabiendo lo que les enseño, que el conocimiento se adquiere con unos medios y que ellos también pueden adquirirlo.

B: ¿En qué forma como profesor ha desarrollado ese sentido inquisitivo y escéptico y cómo ha evitado caer en el cinismo?

Z: El escepticismo es una de las cualidades más importantes que se pueden fomentar. Se consigue haciendo que los estudiantes comprendan que lo que se ha considerado sagrado no lo es, y que lo que se ha venerado no necesariamente debe serlo. Que los hechos nacionales novelados e idealizados merecen ser examinados y abordados de forma crítica.
Recuerdo que un amigo mío enseñaba a sus muchachos de la secundaria a ser escépticos en relación con lo aprendido sobre Colón como gran héroe y libertador, como impulsor de la civilización. Uno de sus alumnos le dijo: "Está bien, si he sido engañado sobre Colón, me pregunto ahora, sobre qué más lo he sido también". Eso es la educación en el escepticismo.

B: Cuando enseñaba en Spellman College, y más tarde en la Universidad de Boston, lo hacía a muchachos recién salidos de la secundaria, que llegaban con un gran bagaje, con ideas adquiridas. ¿Le resultó muy difícil entenderse con ellos?

Z: En el caso de la enseñanza en el Spellman College, mis alumnos eran afro estadounidenses y yo era uno de los pocos profesores blancos. Para la mayoría de mis alumnos era el primer profesor blanco que habían tenido. Intenté que comprendieran que mis valores eran diferentes de los de la sociedad de supremacía blanca en la que habían crecido; que creía en la igualdad de los seres humanos y que me tomaba en serio la democracia, no sólo para romper la barrera que nos separaba con lo que decía en el aula, sino por cómo me comportaba con ellos, al no hacerles sentir que su formación había sido muy pobre -lo que frecuentemente era así- y al evitar que sintieran que habían llegado al aula con grandes lagunas.
También al demostrarles que fuera de las aulas estaba implicado en la lucha social que afectaba a sus vidas. Cuando decidieron participar en esa lucha y desplazarse a Atlanta para intentar acabar con la segregación en la biblioteca pública o cuando decidieron seguir el ejemplo de los cuatro estudiantes en Greensboro, Carolina del Norte, y hacer una sentada, yo estuve con ellos, los apoyé, los ayudé, marché en los piquetes con ellos, me manifesté a su lado, y compartí sus sentadas. Y por encima de todo, intenté crear una atmósfera de democracia en nuestra relación.

B: Usted ha sido un lector impenitnte desde que, siendo un niño, encontró en la calle las primeras páginas arrancadas del libro Tarzan and the Jewels of Opar. Más tarde sus padres le regalaron la colección completa de las novelas de Charles Dickens. ¿Qué valor tiene la lectura?

Z: No sé si mi experiencia coincide con la de otras personas. Me he dirigido a gentes, en especial a jóvenes, que me habrían de decir "Este libro ha cambiado mi vida". Recuerdo que estaba sentado en una cafetería de Hawai, enfrente de una estudiante de la Universidad que llevaba un ejemplar de The Color Purple, de Alice Walker. Aunque Alice Walker había sido alumna mía en Spellman, no dije rápidamente "Ha sido alumna mía", sino que prudentemente le pregunté "Vaya, está leyendo El colo púrpura, ¿qué le parece?" A lo que me contestó "Este libro ha cambiado m vida". Algo que me asustó, un libro que cambia una vida.
También, con toda modestia, debo decir que he influido en un número de estudiantes que han leído A People's History of the United States y que me han dicho algo que en principio no creí pero que estoy empezando a creer ahora: "Sabe, su libro cambió mi vida".
Hay libros que cambiaron mi vida. Creo que la lectura de Dickens lo hizo. También Las uvas de la ira de Steinbeck, y la lectura de Upton Sinclair cambió mi vida.

(Puedes leer la entrevista completa aquí)

lunes, 21 de diciembre de 2009

Televisión para niños

El escritor Rafael Sánchez Ferlosio firma un artículo en El País sobre la "Televisión para niños", sobre el inmenso poder pedagógico de la televisión y el poco peso que la familia y la escuela tienen frente a ella, sobre los efectos perversos que genera la publicidad en los más pequeños.

jueves, 17 de diciembre de 2009

Pensar la educación... con Emilio Lledó

En un programa de El público lee, emitido por Canal Sur 2 (Andalucía), el profesor de filosofía Emilio LLedó presenta su libro Ser quien eres. Ensayos para una educación democrática (Prensas Universitarias de Zaragoza) y conversa con algunos lectores acerca de la educación en el mundo actual. El profesor Lledó transmite pasión por el saber y contagia esa pasión. En una sociedad democrática, tan importante como la buena organización de la economía ha de ser una apuesta rotunda y decidida por la enseñanza pública; resulta esencial combatir la ignorancia, así como dotar a todos los ciudadanos de esa pasión que permite entender modestamente el mundo. De poco sirven para esa labor una enseñanza centrada en el asignaturismo y en el examen, en los apuntes y en las frases hechas. Se puede acceder al programa aquí y ver la referencia de su libro en la página web de la editorial.

domingo, 13 de diciembre de 2009

Esbozo racionalista. Anotaciones al margen


Leo estos días algunos ensayos de Antonia Maymón, maestra racionalista citada en una entrada anterior del blog. Anoto en mi cuaderno de trabajo una frase de su Esbozo racionalista: "La enseñanza esencialmente memorista y el exceso de asignaturas dificultan en gran manera el gradual desarrollo intelectual". Este Esbozo racionalista fue escrito en 1931 y publicado por el Ateneo Científico de Divulgación Social de Mislata (Valencia). A finales de 2009, sigue teniendo razón. El texto se cierra con la siguiente NOTA: "Este folleto no podrá ser vendido sino es a beneficio de una escuela racionalista. De lo contrario, será repartido gratis".

sábado, 12 de diciembre de 2009

El Instituto de Historia Social de Amsterdam

El IISG (siglas en holandés del Instituto de Historia Social de Amsterdam) es un lugar privilegiado para el estudio del movimiento obrero en general y del anarquismo en particular. Este Instituto surgió en el período de entreguerras para recopilar toda la documentación posible sobre el movimiento obrero ante el peligro que suponía el avance imparable del nazismo por gran parte de Europa. Surgió como un Insituto académico, neutral e independiente, con un carácter cosmopolita. Entre la mucha documentación que alberga, podemos destacar el legado archivístico de Marx y Engels, la colección de Max Nettlau -que incluye los manuscritos de Bakunin- y los documentos que la CNT y la FAI salvaron a través de los Pirineos en 1939. Es un edificio público, muy funcional, con amplios ventanales, vistas a un canal, una sala de lectura acogedora y cómoda, así como un personal muy eficiente. El acceso tanto a las salas como a la documentación resulta muy fácil y no requiere apenas burocracia. En internet se pueden consultar los fondos de sus diferentes archivos y colecciones.



martes, 1 de diciembre de 2009

Antonia Maymón y Carmen Mesa: la Humanidad libre

Antonia Maymón fue una maestra racionalista con una intensa participación en el movimiento anarquista y naturista. Escribió varios ensayos sobre anarquismo, educación y naturismo, así como algunas novelas cortas y cuentos en revistas libertarias. De su texto La Humanidad Libre, publicado en 1908 en la Biblioteca Juventud Libertaria, entresacamos el siguiente extracto donde defiende un anarquismo humanista, caracterizado por el amor y contrario al uso de la violencia:

"Hay que cambiar, pues, toda la actual organización social, no buscando redentores políticos que nos mejoren la ley y la administración, sino sustituyendo la propiedad privada por el patrimonio universal. Ahora es preciso, indispensable, rebatir dos acusaciones, una la de la violencia, otra la de desorganización; los anarquistas, o sea los que defendemos la sociedad comunista, somos presentados como seres violentos y no hay nada más lejos de lo cierto; las teorías ácratas no tienen nada de violento; defendemos el amor de la humanidad, la solidaridad universal, la paz, la fraternidad entre todos los individuos como hermanos; luchamos por el proletariado para que termine la explotación del hombre por el hombre; luchamos por el burgués que si bien despojado de la propiedad que ilegalmente tiene, entraría a disfrutar de todas las ventajas existentes en una sociedad comunista; luchamos por nuestros tiranos y verdugos, cuyos descendientes, pasados los años, serán felices gracias a nuestra propaganda. ¿Puede darse amor más generoso que el difundido por las ideas anarquistas? Cuando se halle establecida la anarquía y todos disfruten la vida según la marca de las leyes naturales; cuando ninguna ciudad ostente placas que no permitan la mendicidad, supuesto que no habrá nadie que le falte lo necesario, habiéndose relegado al olvido esa palabra hipócrita y embustera que se llama caridad, para sustituirla por esta otra: solidaridad; cuando, en fin, todos trabajen para el bien común y no para el particular, y en esta comunidad encuentren satisfechos todos sus anhelos, los hombres se admirarán de ver que hubo una época en que unos cuantos se obstinaban en amordazar a quienes predicaban este ideal de amor social, que mirando al bien de todos comprendía a los mismos perseguidores"

Noventa y un años más tarde de la publicación de este texto, en Octubre de 1999, tuve la suerte de poder entrevistar a otra mujer anarquista, Carmen Mesa, luchadora infatigable y autodidacta de amplia cultura. Su definición de lo que es el anarquismo entronca claramente con la de Antonia Maymón, ambas están unidas por ese fondo social de conocimiento que se ha ido transmitiendo de generación a generación entre los libertarios:

"El anarquismo es una senda muy maravillosa, pero muy escabrosa para pasarla. ¡Pero que hay que cogerla! Y una vez que estás dentro no la puedes soltar, te embriaga, te emborracha... Y bueno, todo eso es anarquismo, es amor, libertad, igualdad, humanidad de todas las condiciones; ni fronteras, ni color, ni raza, ¡ni bandera!, que no sé por qué la CNT hizo una bandera, nosotros no la aceptábamos. No existe bandera porque al existir bandera existe el Estado y si existe el Estado existen barreras, fronteras... Y en el anarquismo no hay ni fronteras, no hay barreras, no hay color... no hay nada más que humanidad, igualdad, y sentimientos humanos, todo a lo máximo a que pueda llegar."